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Haptonomía - Ética

ÉTICA Y DEONTOLOGÍA EN HAPTONOMÍA

Anexo extraído del capítulo 19 del libro: Haptonomie. Science de l'affectivité. Redécouvrir l'Humain de Frans VELDMAN1.

La ética

Ya hemos subrayado que el desarrollo del contacto thymotactil afectivo confirmante es exigente y precisa de una maduración personal antes de ser puesto al servicio de las personas acompañadas. Insistimos en el hecho de que los seminarios de base son seminarios preparatorios para las formaciones. Todavía no se consideran una formación.

Aunque el último Seminario de Sensibilización (Tronco Común) invita al desarrollo de las facultades personales, no permite todavía un acceso a una forma de ser, ni a una integración suficiente de conceptos, que puedan encontrar su expresión, e impregnar tanto la vida personal como el ejercicio profesional.

Los practicantes que intentan plagiar lo que ellos han comenzado a percibir para utilizarlo de forma prematura, ponen en dificultades tanto a las personas pretendidamente ayudadas como a ellos mismos.

Cada participante se compromete - al inscribirse en los seminarios de sensibilización - a no aplicar la fenomenalidad haptonómica prematuramente, antes de la finalización de una formación1.

Cada participante se compromete igualmente a no enseñar - tanto de forma teórica como mediante demostraciones - los conceptos y formas relevantes de la fenomenalidad haptonómica y que él tendrá ocasión de descubrir durante los cursos preparatorios, o durante las formaciones.

Atardecer en el atlánticoLa ética y la deontología haptonómicas se dirigen en primer lugar a la responsabilidad personal. La experiencia de largos años de enseñanza nos ha llevado a proponer una serie progresiva de cursos de formación mediante unas etapas muy precisas de maduración y de evaluación personales de sus propias aptitudes, inscritas en una determinada duración.

La haptonomía considera a la persona como un ser autónomo, único, responsable de sí mismo, dotado de razón. Estas singularidades del humano se revelan, se (re)presentan en su corporalidad animada. La maduración afectiva conduce a la persona a la expresión libre y responsable de sus sentimientos.

En este contexto, la haptonomía no podría ni ser comparada, ni compatible con los métodos y técnicas psicocorporales, corporales o respiratorias.

No se trata de corregir los efectos o las manifestaciones del mundo de las emociones y de los sentimientos - el mundo de la Afectividad - sino más bien de ayudar al desarrollo de un estado de seguridad de base, que abre a la expresión libre y liberadora de los sentimientos.

Los métodos y las técnicas psicocorporales, corporales y respiratorias, de cualquier naturaleza que sean, traban este progreso de la persona.

La auténtica haptonomía® es pues totalmente incomparable e incompatible con estos métodos y técnicas.

Los seminarios de sensibilización y las formaciones propiamente dichas, aunque favorecen el desarrollo de las facultades personales, no pueden substituir a una terapia personal, de la misma forma que una haptopsicoterapia no puede considerada como una formación.


El encuentro afectivo haptonómico no se basa en una técnica, ni en un método que sean fáciles de aprender y practicar, se trata de un arte de vida, de un Arte de Ser, que requiere la integración de facultades humanas que, en nuestro tiempo están cada vez más reprimidas, subdesarrolladas o bien atrofiadas y sin desarrollar en absoluto. Se trata de facultades que carecen de valores productivos, políticos o comerciales en la sociedad de efectividad contemporánea. Esto implica que debemos desarrollar de forma adecuada estas facultades en nosotros mismos y aprender a integrarlas en nuestra vida, como un Arte-de-Ser. Lo que requiere un tiempo de aprendizaje muy largo y mucha disposición por nuestra parte. Cada profesional que se forma en Haptonomía debe explorar sus facultades hápticas y la fenomenalidad haptonómica según su propio ritmo, ritmo que no debe ser acelerado. Cualquier persona que ha terminado una formación haptonómica puede testificar esta realidad basándose en su propia experiencia. Por ello es absolutamente imposible aprender las diversas aplicaciones haptonómicas a partir de un libro, o manual, on line o incluso de una película, como se nos pide muchas veces.

El proceso de aprendizaje implica un tiempo de formación en el que el futuro acompañante va desarrollando estas facultades, a la vez que va madurando a través de experiencias personales, que van enriqueciendo progresivamente su quehacer profesional.

La imitación, por personas poco honestas, del acompañamiento que se practica en las sesiones o en las demostraciones a las que acaban de asistir conduce inevitablemente al daño de la persona acompañada. Este proceder insano y de intrusismo profesional, no sólo pone en peligro a la persona, sino que resulta perjudicial para el propio intrusista y para la Haptonomía en general, que se ve desprestigiada por estas conductas abusivas.

Todos los acompañamientos de todas las aplicaciones de la haptonomía movilizan estructuras muy arcaicas de la personalidad humana que residen en el substrato anatómico del sistema límbico (cerebro primitivo)2.

La movilización de estas estructuras puede acarrear consecuencias nefastas para el porvenir de la persona acompañada, por ello la fenomenalidad haptonómica debe ser sometida a una estricta ética y deontología profesional, pero esta sumisión no deriva de una imposición, sino de la transparencia y prudencia que acompañan a la presencia siguiendo el principio P.T.P. de la Haptonomía: Presencia, Transparencia y Prudencia, que equivale a Respeto, que también se puede leer como: Probidad, Tacto y Precaución, igual a Philia. Actuar de otra forma, es decir, contra la ética y deontología haptonómica impide por definición su aplicación correcta, no es posible acompañar a una persona haptonómicamente sin haber integrado estos principios. Una vez integrados no se puede actuar de otra manera. La falta de respeto de los principios éticos impide el desarrollo de las facultades hápticas necesarias para cualquier acompañamiento haptonómico. Si no tenemos en cuenta estos principios que vamos a detallar, podremos decir que practicamos una determinada técnica o método, pero nunca una aplicación de la fenomenalidad haptonómica. Quien no ha integrado y no respete estos principios demuestra su inaptitud para todo acompañamiento haptonómico y hace correr un riesgo físico y/o psíquico a los pacientes acompañados.

Nuestra responsabilidad como profesionales está en cuestión. Todas las líneas del modelo haptonómico de representación óntica del humano3 entran en juego, sobre todo las que conciernen a la autenticidad, la responsabilidad (autorresponsabilidad) y fiabilidad, que permiten activar el discernimiento, la prudencia y finalmente la probidad.

Bebé en manosLa haptonomía no es una profesión, tal como dice Frans VELDMAN en la página 570 del libro mencionado: "La haptonomía no es una profesión en sí, la profesión y el título de haptonomista o de haptónomo no existen y no deben ni pueden ser utilizados, ni siquiera tras haber finalizado la formación de haptosynesia, de haptopsicoterapia, de hapto-análisis u otra. Los individuos que se sirven del título de haptonomista o de haptónomo muestran públicamente que no han comprendido nada de la haptonomía y no son más que embaucadores. Hay que insistir suficientemente sobre los hechos mencionados para evitar las repercusiones sobre las personas que se convierten en víctimas.

De esta forma la «haptonomía» se convierte en un testaferro de prácticas que no tienen nada en común con sus características ni con su fenomenalidad original y auténtica.

Sucede también que se abusa de la denominación «haptonomía» para mezclar algunos rudimentos con métodos o técnicas con los que, tanto sus principios como su fenomenalidad están en completa contradicción.

Aflige constatar como la haptonomía puede ser desvalorizada, y corre el riesgo de caer en el descrédito, por culpa de individuos irresponsables, ávidos de ganancias personales, más codiciosos que terapeutas".

No debemos olvidar que la Haptonomía, la afectividad y el tacto están de moda, sobre todo en Estados Unidos, lo que provoca que ciertos “profesionales” sin la formación necesaria y sin escrúpulos abusan de ella buscando únicamente el lucro.

La haptonomía presenta aplicaciones en todos los períodos del desarrollo humano, desde la concepción hasta la muerte, y permite mejorar la calidad de la práctica de las profesiones de la salud y de la pedagogía. Sus aplicaciones se desarrollan, como se muestra en el anexo dedicado a las aplicaciones de la Haptonomía, en todos los campos de la educación, de los cuidados y de la asistencia médica sanitaria, psicológica y social.

"La haptonomía está por su naturaleza, animada por una ética y una deontología consecuentes y estrictas, que sus practicantes se comprometen a respetar".

Ya hemos dicho más arriba que la Haptonomía no es una profesión, sino una aplicación de su fenomenalidad en la práctica profesional, por ello la ética haptonómica no entra NUNCA en contradicción con los principios y códigos éticos y deontológicos de las profesiones sanitarias médicas o paramédicas (enfermería, matronas, fisioterapia, etc.).

La ética y deontología haptonómicas se basan en una serie de principios y normas que exponemos a continuación, siguiendo a Frans VELDMAN1.

"- abstención de toda forma de dirigismo, por parte de la autoridad profesional, sobretodo de todo abuso de poder;

- una conducta en el reencuentro, sin tomar partido, sin prejuicios, prudente, respetuosa, atenta, solícita, (una presentación-de-sí franca y sin reservas);

- una presencia abierta, transparente y clara (una presentación-de-sí sin fingimientos);

- una toma en consideración del imperativo categórico «Totus sed non totaliter », que implica un acercamiento afectivo óptimo, conservando una « distancia » que respeta al humano y su particularidad, representando la «contención-de-sí» como «amor contenido»;

- una circunspección óptima en el contacto afectivo, thymotáctil y psicoháptico, con la toma en consideración (de una claridad indudable sin equivocaciones ni ambigüedad) del fin buscado en el acercamiento, el acompañamiento, el cuidado, la ayuda o la terapia, de forma que el acompañado pueda confirmar esta claridad intencional, como real experimentado y comprobado;

- un respeto incondicional del derecho del acompañado de disponer de sí-mismo,

- autodeterminación - con llamada permanente a sus propias facultades de decisión en lo que concierne a la elección y a la toma de posición, libre e independiente, para los asuntos que le conciernen de forma vital, existencial;

- consecuentemente a esto que precede, una abstención de toda forma de aplicación de la fenomenalidad haptonómica, y a fortiori de su continuación, cada vez que los criterios arriba expuestos no son abiertamente manifestados de tal manera que el acompañado pueda confirmarlos plenamente en toda las circunstancias, y dar de pleno grado su conformidad a esta forma de aplicación y a su continuación;

- una toma en consideración consecuente de los valores y fines fundamentales del acercamiento haptonómico - cualquiera que sea la finalidad terápica perseguida - que se caracteriza por el desvelamiento de la Bondad del acercado; la consolidación racional de su existencia (existentia) y la confirmación afectiva de su esencia (essentia);

- realizar un détachement claro e innegable al final de cada sesión, a la vez que se mantiene la seguridad de la relación afectiva".

Escultura en maderaQuien no esté dispuesto a comprometerse a respetar las anteriores normas debería abstenerse de toda aplicación de la fenomenalidad haptonómica

Retomamos las palabras de Frans VELDMAN1 que refuerzan el sentido de esta ética haptonómica:

"El encuentro haptonómico crea y condiciona una confianza esencial, que debe estar garantizada en todos sus aspectos, y no puede fundarse más que sobre una claridad y una veracidad sin menosprecio.

Abusar de esta confianza significa causar una herida profunda, casi irreparable, que puede tener repercusiones extremadamente serias sobre la formación y el desarrollo de la persona.

Pongo el acento, en este contexto, sobre el hecho que la confirmación afectiva no significa cubrir, tolerar, disimular, admitir, juzgar mal lo que es esencialmente injusto, no equitativo, irrazonable, y que por lo tanto hay que señalar como malo, Mal.

Más bien al contrario, confirmar es confrontar, e implicar al mismo tiempo el desvelamiento de valores, en el rencuentro haptonómico, y, en un sólo y mismo acto, el desvelamiento de su propio valor y el del otro.

Este desvelamiento de valores significa que se confirma lo Bueno que el humano representa, pero también que se le confronte allí dónde él actúa injustamente, irrazonablemente, o en oposición con lo Bueno.

El adagio haptonómico: Confrontar con el “no-poder”, para "ayudar-a-poder”, entra aquí plenamente en vigor, implicando la condición ineludible de ¡que se sepa ayudar-a-poder!.

Confirmar afectivamente, en el sentido haptonómico, es hacer que el humano se viva como Bueno, Bueno-en-sí, de forma que gracias al encuentro thymotáctil y a la vivencia afectiva, clara, innegable, no solamente se reconozca como Bueno, sino que al mismo tiempo se sepa reconocido, en su esencia, y por lo tanto aceptado y acogido como tal".


Bibliografía

1.- Veldman F. "Haptonomie. Science de l'affectivité. Redécouvrir l'Humain" de Frans VELDMAN. Paris : Presses Universitaires de France. 8ª ed., 2001: 569-576.

2.- Conferencia del Dr. Raymond Belaiche, "Contacto psicotáctil y acompañamiento haptonómico en el momento del nacimiento". Actas de la III Jornada Internacional  X aniversario de la Introducción de la Haptonomía en España: "El acompañamiento afectivo haptonómico desde la concepción hasta la muerte". Ed. J. Robert, Zaragoza, 2.003, págs.: 199-212

3.- Conferencia de la Dra. Dominique Décant-Paoli, "Haptopsicoterapia y Haptoanálisis. Conceptos de base, indicaciones y formas según la edad. Relaciones con la Haptopsicagogía". Actas de la III Jornada Internacional  X aniversario de la Introducción de la Haptonomía en España: "El acompañamiento afectivo haptonómico desde la concepción hasta la muerte". Ed. J. Robert, Zaragoza, 2.003, págs.:221-238.

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