EMBARAZO TRAS ABORTO VOLUNTARIO
De nuevo estaba embarazada, pero esta vez todo era distinto, ahora si deseaba tener un niño. Me sentía llena de ilusión y la mujer más feliz del mundo… por el día, ya que por la noche no dormía bien y me despertaba con frecuencia.
Mi ginecólogo me aconsejó sesiones de haptopsicoterapia. En ellas descubrí que el aborto voluntario que tuve a los 17 años, había resuelto mi problema de embarazo no deseado, pero no tuve ningún tipo de ayuda y me sentía culpable…
El haptoterapeuta me explicó que lo que ocurría es que no había hecho el duelo del aborto y que por ello tenía esa desazón que no me dejaba vivir el bien del nuevo embarazo, aunque yo racionalmente estaba muy feliz, pero siempre había un algo…
Las sesiones fueron muy seguidas al principio y más distanciadas después. Hicimos tres sesiones para descubrir la haptonomía que me resultaron muy enriquecedoras y llenas de contenido. En ellas yo intenté hablar de mi embarazo anterior, pero él me dijo que esto vendría más tarde, si era necesario y que tal vez no fuera necesario. No entendía nada pero confié, ya que en las sesiones tenía un gran bienestar y salía muy bien. Pero el problema seguía ahí, por lo que solicité la cuarta sesión, pues yo quería tratar del aborto anterior a toda costa, para liberarme de esa angustia.
Me decepcionó cuando me dijo que no era preciso poner el dedo en la llaga y hablar de ese aborto, que en haptonomía lo importante era la seguridad de base, estar completa y la autonomía. ¿Cómo iba a hacer el duelo sin hablar de ello?
En la seguridad del contacto afectivo que el haptoterapeuta me proporcionaba pude contar todo, que era lo que yo deseaba, y me sentí liberada. Lloré amargamente, lloré lo que no había llorado en su momento, pero era un lloro feliz y liberador.
El trauma de lo pasado permanecía, pues yo no quería olvidar, aunque ahora lo vivía de otra forma muy diferente y ya no me creaba problemas para vivir.
En un sesión le dije al haptoterapeuta que cuando tuviera mi nuevo hijo, le querría mucho más, le querría el doble pues en él volcaría todo el amor por el hijo que no tuve. Me dijo que estaba equivocada, que debía aislar el aborto del nuevo niño, que era otro y que debía seguir su camino sin interacciones del pasado y que él me ayudaría, si yo lo deseaba. Me propuso un acompañamiento haptonómico perinatal cuando comenzara a notar los primeros movimientos del bebé.
En la primera sesión hablamos del aborto, y luego me dijo que él no volvería a tocar el tema, ya que ahora íbamos a hacer un trabajo nuevo y diferente sobre el nuevo niño, en el que era necesario introducir algo nuevo: el padre. Y que si yo lo necesitaba haríamos una sesión especial.
Me sentía reconfortada y curada y ahora podía dar a mi hijo en mi vientre todo mi amor. La participación de mi marido en las sesiones fue una gozosa novedad. Y realizamos un acompañamiento del embarazo muy feliz.
E.G.L.
Zaragoza, 2012
COMENTARIO: Esta madre pudo realizar, gracias a la haptonomía el duelo pendiente durante el nuevo embarazo, lo ideal es que hubiera hecho el duelo en su momento, pero el problema se planteó durante el nuevo embarazo, por eso hicimos las primeras sesiones más seguidas de lo que es habitual. Así el miedo que tenía de influenciar negativamente al nuevo niño desapareció.
La tolerancia de carga que se desarrolla durante los acompañamientos, permite vivir el dolor o el trauma libre de emociones negativas, al igual que sucede con las contracciones durante el parto. No se trata de eliminar la causa, sino de poder vivirla de una forma diferente, de entrar en el “dolor”. (“El trauma de lo pasado permanecía, pues yo no quería olvidar, aunque ahora lo vivía de otra forma muy diferente y ya no me creaba problemas para vivir.”).
Es importante resaltar que durante el resto del acompañamiento, no fue necesario retomar el tema y que pudo vivir un acompañamiento con total normalidad.
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