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DE LA CRISIS A LA AUTONOMÍA
  
   Gracias a esa terapia estoy aprendiendo a ser de otra manera, no cambio mi personalidad porque es algo mío, pero esto me ayuda a saber enfrentarme a los hechos de la vida de otra manera, a hacer que los problemas no te afecten tanto, incluso si no son tan importantes, a aprender a tener aplomo y verlos desde la barrera. A saber que todo, o casi todo tiene solución y que no hay que tener tanta prisa en encontrarla.
   Es de agradecer que existan, se estudien y sobre todo, se puedan impartir estas “terapias”; y lo pongo entre comillas porque no se como calificar a la haptonomía.
   Para mi es una ciencia que me está ayudando a crecer como persona y, sobre todo, es la culpable de que, tras una gran crisis en mi vida, hoy pueda con esta energía escribir esta carta.
   Pero en mi caso, no sólo se trata de una buena técnica, si no, el poder sentirte tranquila, feliz y con un gran bienestar con la persona que la imparte. Soy la misma persona física la que sale de tu consulta en cada clase, con cada terapia, pero no soy la misma ni mental ni emocionalmente.
  Me ha ayudado a superar la crisis más grande en mi vida, me enseña a estar en la vida de otra manera, a saber darle a mi hijo todo mi amor y cariño; conseguí  dejar los antidepresivos y hoy se me hace lejana la ansiedad (aunque a veces quiera aparecer) y sobre todo, gracias por conseguir lo que hace un año  era un sueño: llegar a ser madre!

¡GRACIAS!.

ACL, 2012

COMENTARIO: Tras una grave crisis existencial por la detección de un posible tumor que podría comprometer sus futuras expectativas de maternidad y aún su vida, esta persona acude a la haptonomía. Durante las sesiones de terapia se abordan en primer lugar el problema de superar la enfermedad, ya que se comunica que hay que extirparle el útero. La colaboración de otro ginecólogo le ayuda a demorar la intervención mientras se le hacen más pruebas. Afortunadamente se trata de una patología que no requiere intervención. Posteriormente el tratamiento va orientado a restaurar el ser sí misma, es decir su completitud para que pueda recuperar lo perdido. Esa completitud es el estado de estar en perfecta salud psíquica, física y afectiva para poder vivir la vida en plenitud y afrontar los problemas de la vida con tranquilidad y serenidad. Recuperar el gusto por la vida y el placer de vivir, lo que en haptonomía llamamos “lust”, concepto germano que va más allá de la felicidad o del placer como habitualmente se traduce, ya que se trata del placer de buscar el placer, no de una forma hedonista, sino como una forma de delectación.
Y como bien dice no se trata de cambiar la personalidad “porque es algo mío”, sino de enseñarle a movilizar sus propios recursos vitales para enfrentarse “a los hechos de la vida de otra manera, hacer que los problemas no te afecten tanto, incluso si no son tan importantes, a aprender a tener aplomo y verlos desde la barrera. A saber que todo, o casi todo tiene solución y que no hay que tener tanta prisa en encontrarla”. En haptopsicoterapia no se cambia la personalidad, se respeta y se enseña a vivir en el mundo de otra forma gracias al desarrollo de las facultades afectivas que poseemos todas las personas, facultades innatas, pero a menudo ignoradas y subdesarrolladas. La seguridad interna que aporta el contacto afectivo-confirmante permite la instauración de un estado de seguridad de base que lleva a la consecución de la koinestesia o sentimiento de completitud que permite el desarrollo de la lust y de la vida en salud íntegra, el bienestar afectivo-emocional. Permite así mismo la puesta en marcha de la intencionalidad vital de la persona y el desarrollo de un discernimiento ético y estético que le permite tomar decisiones en la vida adecuadas.
Las sesiones se desarrollan en un ambiente de confirmación afectiva que colabora al bienestar de la persona que puede confrontarse así serenamente a los traumas o engramas negativos que impedían su equilibrio existencial (“el poder sentirte tranquila, feliz y con un gran bienestar con la persona que la imparte. Soy la misma persona física la que sale de tu consulta en cada clase, con cada terapia, pero no soy la misma ni mental ni emocionalmente”).
Ha aprendido a “estar en la vida de otra manera” y “a dejar los antidepresivos”.
Finalmente la terapia se orienta a que pueda conseguir un embarazo y vivirlo felizmente, sin los temores que antes tenía.

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