EMBARAZO COMPLICADO POR TUMOR BENIGNO
INFLUENCIA DEL CONTACTO THYMOTÁCTIL DURANTE UN EMBARAZO COMPLICADO POR UN FIBROMIOMA VOLUMINOSO Y DURANTE EL PARTO.
Introducción: Las matronas y obstetras que habitualmente acompañamos haptonómicamente a los padres y a sus hijos durante el embarazo y el parto conocemos bien la situación descrita en el testimonio anterior, situación que se manifiesta también durante el parto, y con frecuencia vemos evoluciones insidiosas de éste en el que la dilatación avanza lentamente y el bebé comienza a manifestar síntomas de fatiga. Cuántas veces nuestra presencia y la invitación a que la madre contacte afectivamente a su bebé transforman una situación alarmante en otra totalmente fisiológica, lo que podemos constatar por el cambio en el registro cardiotocográfico y cómo la dilatación, que hasta ese momento había sido lenta comienza a evolucionar de una forma más favorable.
En el ejemplo siguiente (Gráficos 5 a 7) vemos a una madre primigesta de 30 años, asistida por una matrona que desconocía el acompañamiento haptonómico perinatal, a la que se le indujo el parto con oxitocina en la semana 42 (294 días desde la amenorrea). Las condiciones en el momento del inicio de la infusión de oxitocina, a las 8,30 h., eran favorables, aunque no había ninguna dilatación y el cuello estaba semiborrado. La bolsa se rompe artificialmente a las 10,05. Durante varias horas, a pesar de la buena dinámica uterina que podemos observar en el registro cardiotocográfico (una contracción cada dos o dos minutos y medio), la dilatación apenas avanzó. A las cuatro horas del inicio de la inducción (12,30 horas) se decide una analgesia peridural, la dilatación sólo alcanza los dos centímetros. En la séptima hora del parto (15,30 horas) la dilatación sólo es de cuatro centímetros.
A las 15,35 horas, el bebé comienza a mostrar síntomas preocupantes con deceleraciones tardías de la frecuencia fetal, por lo que la matrona empieza a inquietarse y reclama nuestra presencia (Gráfico 8).
Tras una intervención haptonómica, a las 16,00 horas, estando presentes para la madre y el bebé indicándole que contactara a su bebé como había aprendido en las sesiones de acompañamiento prenatal. Inmediatamente desaparecen las deceleraciones, las contracciones se vuelven más eficaces (Gráfico 10) y la dilatación, que hasta ese momento había sido perezosa, comienza a avanzar a un ritmo más que aceptable. En poco tiempo, a las 16,50 h., se alcanzan los 7-8 cm. de dilatación y poco después, a las 17 horas, la dilatación completa. Es decir, la dilatación, tras la intervención haptonómica, pasó de a centímetros a completa en sólo una hora (Gráfico 11) y el expulsivo duró veinte minutos. El parto de un bebé varón, con un Apgar de 9/10 y de 4.380 g se produce espontáneamente poco después (17,20 horas), no precisando ningún tipo de reanimación neonatal.
TESTIMONIO DE LA MADRE
Por fin estaba embarazada, pero una amenaza de aborto debida a un accidente de circulación, y la posterior aparición de un mioma, de aproximadamente 65 milímetros cuando me practicaban una ecografía, truncaban mi sueño de tener un bebé, ya que en cualquier momento podía perderlo, lo que me hizo encontrarme en un estado de angustia constante.
Pero los milagros existen y al conocer a mi obstetra y con él a la Haptonomía todo cambió. Al principio estaba un poco incrédula, ¿cómo podía ponerme en contacto con mi bebé, si apenas medía cinco centímetros?. Pero con cariño, con tacto y la práctica diaria de unos simples ejercicios de afectividad consiguió que Roberto (así se llama hoy mi bebé, que tiene cuatro meses) y sus papás encontraran una vía de comunicación por medio del cariño y del tacto.
Así pasaron los meses y cada día me sentía más unida al bebé y conseguí olvidarme del mioma y de la amenaza de aborto y Roberto aprendió a desplazar al mioma para hacerse sitio en mi útero e ir creciendo.
El día del parto llegó de una manera muy esperanzadora, tenía mucha confianza en todo el proceso de preparación al parto y en la práctica de la haptonomía. Sin embargo, cuando estaba dilatando, el monitor nos indicó que el corazón del bebé tenía un latido muy débil y esto era indicio de que al bebé no le llegaba suficiente oxígeno, probablemente debido a alguna vuelta de cordón en su cuello. Las contracciones llegaban cada dos o tres minutos y cada vez sus latidos eran más débiles. Cuando me comunicaron este incidente pensé morirme y comencé a llorar sin poder hacer otra cosa. ¿Iba a perder a mi bebé?. ¿Hasta qué punto le afectaría la falta de oxígeno?.
Pero de nuevo surgió otro milagro. Llegó mi obstetra, se sentó a mi lado y colocó mis manos sobre mi vientre y las suyas sobre las mías, unas manos que tantas veces me habían dado confianza. El corazón del bebé ya no volvió a latir de manera débil hasta que Roberto vino al mundo, y hoy doy gracias a Dios por haber conocido a este médico y haber practicado la haptonomía y poder escribir estas líneas teniendo a mi bebé de cuatro meses entre mis brazos.
I.E.V.
Zaragoza, febrero de 2002
COMENTARIO: Esta primigesta comenzó las sesiones de acompañamiento haptonómico prenatal al final del primer trimestre de su gestación, ya que en una ecografía practicada por una amenaza de aborto en el primer trimestre se le había detectado un fibromioma de 63 milímetros de diámetro en la cara posteroinferior izquierda del útero, tumoración de la que ella no tenía conocimiento previamente. Ante la posibilidad de complicaciones durante el embarazo en estos casos (mayor incidencia de abortos, hemorragias, partos prematuros o desprendimientos de la placenta, posible necrobiosis aséptica o hemorragia intrafibromatosa), o durante el parto por tumor previo, distocia de la presentación (nalgas, transversas, oblicuas o deflexión de la cabeza) o de la dinámica uterina, o incluso complicaciones en el alumbramiento de las membranas o en el puerperio (hemorragia por hipotonía uterina) esta madre vivía su embarazo con una notable tasa de angustia y ansiedad. Por ello se le indicó un acompañamiento afectivo haptonómico prenatal con la idea de que este acompañamiento pudiera disminuir sus niveles de angustia y ansiedad y colaborar en la prevención de alguna de las complicaciones, al modificar el tono uterino, lo que daría mayor espacio al bebé y la posibilidad de parir prematuramente se vería disminuida.
El acompañamiento se realizó del modo clásico con sesiones cada dos o tres semanas, implicándose el padre desde el primer momento, realizándose un total de nueve sesiones prenatales. Una vez evaluadas y explicadas las posibles complicaciones en las dos primeras sesiones los padres siguieron las sesiones con asiduidad y se dedicaron más a la comunicación afectiva con su bebé que a pensar en las posibles complicaciones.
Desde la primera sesión los padres establecen un contacto afectivo con su hijo de gran calidad, obteniendo respuesta inmediata del bebé, si bien en las dos primeras sesiones la madre manifestó temor a poder causar complicaciones, las evidencias de la disminución de la tensión uterina obtenida, gracias al contacto thymotáctil, lograron eliminar cualquier resistencia y a partir de la tercera sesión nos limitamos al desarrollo habitual de las sesiones.
El embarazo transcurrió con absoluta normalidad no precisando de reposo ni de betamiméticos (inhibidores de las contracciones uterinas prematuras). La madre siguió con su ritmo de vida habitual, trabajando como administrativa hasta el momento del parto.
Durante el parto volvieron las preocupaciones por las posibles complicaciones, lo que unido a una dilatación larga hizo que la madre volviera a estar ansiosa y angustiada, “... pensé morirme y comencé a llorar sin poder hacer otra cosa...”. Sabemos desde hace mucho tiempo y gracias a nuestra experiencia diaria en acompañamiento haptonómico que esta situación provoca una disminución del flujo uteroplacentario, lo que pudo provocar la aparición de las alteraciones de la frecuencia cardiaca fetal. Los estudios de Texeira y colaboradores así lo demuestran*.
Es de destacar que la simple recuperación de la tranquilidad, a partir del trabajo haptonómico, resuelve la situación, el bebé recupera la normalidad de su frecuencia cardiaca y la dilatación sigue una evolución normal, incluso rápida para una primigesta; de forma que el parto se produce de forma espontánea antes de las dos horas con resultado de un bebé varón de 4.380 g con un test de Apgar de 9/10 al minuto y a los cinco minutos de vida, no siendo necesario practicar ninguna reanimación del recién nacido ni aplicar ninguna medida correctora durante el puerperio.
Sin la intervención haptonómica este parto hubiera terminado probablemente en cesárea, por lo que hay que felicitar a los padres por haber sabido acompañar afectivamente a su bebé en el momento en que las condiciones se mostraban desfavorables.
En estas condiciones el bebé normalmente es abandonado por el miedo de los padres, que sólo se preocupan de que el parto termine lo antes posible y de cualquier manera, con una cesárea si es preciso. Un acompañamiento de estas características impide que el bebé sufra el abandono de sus padres, y que a pesar de las dificultades y dudas, sea contactado afectivamente por ellos, lo que disminuye también la angustia en el bebé, evitando que experiencias negativas se engramen en su memoria y puedan el día de mañana originar problemas afectivos.
* Texeira JM et als. Association between maternal anxiety in pregnancy and increased uterine artery resistance index: cohort based study. BMJ 1999; 318: 153-7
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