La hapto-obstetricia es puesta en práctica durante el momento del nacimiento y del parto. Considera los fenómenos ligados a las vivencias de la afectividad en la dinámica del nacimiento y en la interacción padres-niño-profesional.
Esta formación complementaria se destina a las matronas y obstetras que trabajan en el parto (paritorios o asistencia a partos en domicilio). Es la continuación natural de los conocimientos adquiridos en la formación pre- y postnatal que la precede necesariamente (para informaciones más completas, releer la presentación de la formación pre- y postnatal).
Sea cual sea su forma de ejercicio profesional, tanto en una maternidad de nivel 3, una clínica privada, una “casa de partos”, o incluso en el parto a domicilio, los profesionales sobre los que recae la responsabilidad del buen desarrollo del nacimiento están en relación con una madre, un padre y un hijo que viven un tiempo bisagra fuerte y único para cada uno de ellos…
La docencia en medicina, generalmente, pone el acento sobre el cuerpo objeto, en sus aspectos anatómicos, y funcionales. Nos enseña también a cultivar una actitud preservada de todo afecto que podría perjudicar el objetivo terapéutico.
Nuestros actos no pueden ser neutros, además, estamos confrontados a la vivencia emocional de la pareja y del niño. Más allá de las preocupaciones médicas, cada participante vive una convocación existencial que es una llamada a su vivencia más íntima en el momento del parto.
La haptonomía distingue el cuerpo observable objetivamente de la “corporalidad*” vivida y resentida.
La “corporalidad” define la vivencia subjetiva del cuerpo y su apropiación por la persona. Corresponde a una realidad vivida que determina nuestra relación con el mundo y con las personas que nos rodean. Es “lo que yo vivo y lo que yo soy”.
Estando totalmente ligada a la inteligencia clínica de los profesionales de la hapto-obstetricia, se apoya en el espacio de reencuentro en el que la madre y el niño participan juntos en el proceso del nacimiento.
La “conducción thymestésica” del profesional integra el sostén del padre y su colaboración en el lugar que él tiene la capacidad de ocupar.
En este tiempo de paso, sean las que sean las dificultades, la puesta en marcha de la fenomenalidad haptonómica sostiene el movimiento de vida de la madre y del niño.
La aportación de la haptonomía en la sala de partos modifica profundamente el desarrollo del trabajo de parto y del nacimiento y de hecho, la vivencia de los padres y del niño.
Convoca a los profesionales a tener más “thymestesia*” y proyecta conducirlo, como deseaba Frans Veldman: “hacia más sabiduría, estabilidad, integridad, inteligencia, benevolencia, razonable, llena de comprensión, de autoresponsabilidad, sabiendo lo que conviene hacer con probidad y derechura”.
Es por sí misma, para aquel o aquella que lo desee una profundización de la calidad humana de su práctica.
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